lunes, noviembre 21, 2005

Y llegó... La Papisa (segundo capítulo)


Hombres, mujeres y Papisas.



¿Qué nos pasa a las mujeres y a los hombres cuando nos encontramos con una Papisa? Si esa fuerza no ha sido transitada dentro nuestro, nos sentiremos atraídos en el exterior por el misterio que puede inspirar este tipo de persona. La Papisa es una gran seductora y magnetiza. Según Úrsula eso era lo que le había pasado a su joven pretendiente con ella.


- Yo como tú, soy una Papisa- me decía Úrsula
- Marla es más Emperatriz, ¿verdad? Por eso además hace magia blanca- continué yo
- Sí, es evidente, es evidente- confirmaba Úrsula
- ¿Y entonces me quieres decir que ahora te vas a retirar? - adiviné
- Pues sí, para qué te voy a engañar si nos leemos el pensamiento. Necesito estar sola, necesito entender un poco más todo esto... no sé... yo necesito entender las cosas desde la soledad, bueno como tú, ya lo sabes. Quizás yo sea incluso más solitaria que tú y Marla, bueno, en realidad no se trata de esto sino de que si no me voy por un tiempo, me va a dar algo...
- ¡Entonces te vas a la casa de la montaña! ¿Y la consulta?
- Bueno, unas vacaciones. Hace tiempo que no paro... Los casos más urgentes te los puedo pasar a ti o a Pili. ¿Vas muy ajustada?
- Tengo la agenda bastante llena, la verdad. Pero como ahora James está casi constantemente de viaje, puedo dedicarme algunas horas más, por eso no te preocupes.
- Bueno, algún fin de semana te puedes subir. Pero ya lo sabes, estaremos de retiro. Quiero dormir, pasear por el bosque, escuchar el silencio, meditar, escribir, leer, cocinar con tiempo, hacer mis mermeladas, tomarme mis tés. Sabes, ¿no?
- Si a mí me viene de fábula también, no te creas. Escuchar el viento contra las hojas de los árboles, los pájaros, oler la tierra... mmmm... ¡qué maravilla!
- Ojalá fuera al revés, ¿no?
- ¿Al revés...?
- Sí, digo que pudiéramos vivir en la montaña y pasar algún fin de semana en la ciudad
- Eso lo dices ahora porque estás de fase Papisa, que cuando te da, te da, ¿eh?
- Es verdad, es verdad. Bueno, habrá que decírselo a Marla.
- No te apetece que suba con los niños.
- Exacto, pero es que no me apetece nada de nada.
- Mujer...
- ¡Qué mujer ni mujer! Que no paran y que no me apetece nada, no tengo ganas de niños corriendo por toda la casa, todos pendientes de las excursiones del día, entretener gente, niños, perros, ¿me entiendes?
- Ya lo sabes que sí... A ver cómo se lo dices...
- Pues muy simple, que estoy en fase Papisa.

Úrsula se había pasado del Amor Predestinado AP a la FP, Fase Papisa. Me moría de ganas de saber cuál sería la próxima sigla que marcaría nuestras vidas. Úrsula se retiraba a la montaña, yo estaba acusando la soledad de no tener a James más cerca de mío. Recibí una llamada de Marla unas horas más tarde diciéndome que la empresa de su marido lo enviaban un mes a Singapur y que se iba con él. ¡Ése era el viaje inesperado e inmediato que nos salía en las cartas! Se avecinaba una verdadera fase Papisa. Estar sin Marla cerca nuestro acrecentaba el sentimiento de soledad, de introspección...

Mírala. Guardiana del Gran Templo, conocedora de los Grandes Tratados. Está allí siempre, esperándonos para contarnos hermosas historias y así encantarnos. Las palabras son conjuros mágicos. Es la única manera de abrir la puerta hacia el Misterio y dejarnos envolver por su música, la melodía celeste de la eternidad. La Papisa nos habla en una tarde de otoño con voz suave y queda. A veces sonríe y no la entendemos. A veces sonríe y entendemos lo que queremos. Tiempo después nos contará otras historias y nos volverá a sonreír. Quizás entonces comprendamos cuanto nos revelara la primera vez.


Una de las formas que asume el arquetipo de la Papisa es la del Hada Madrina anciana que nos viste como princesas y príncipes para el gran baile. Podemos imaginarla ofreciéndonos una taza de chocolate y unos pasteles maravillosos y las palabras más consoladoras. Es la mujer anciana que nos acoge con calidez y sabiduría cuando nos sentimos pequeños y solos. En definitiva la imagen que en el Tarot asume la forma de La Papisa está (como todos los arcanos del Tarot) muy arraigada en nuestra cultura y en la forma en que imaginamos la sabiduría femenina. Es una imagen interna que cada uno de nosotros compartimos simplemente por vivir en la cultura occidental. Pero ésta no es su única apariencia porque La Papisa (ya lo mencionamos en la entrega anterior) es lunar y como la Luna tiene diferentes fases, es cambiante, no se la puede atrapar. Su esencia es la paradoja y suyo es el reino de la profunda experiencia interior. Para el esoterismo La Papisa (como todos los arcanos del Tarot) simboliza un impulso interno. Si nos relacionamos con esa fuerza podremos utilizarla en nuestro favor, seamos hombres o mujeres.


Mírala. La Papisa sostiene un libro. ¿Estarán allí escritas todas sus historias? ¿Quizás, todas las historias? Ella no lo está leyendo, parece que no le hace falta. ¿Se lo sabe a memoria? Tal vez estaba leyendo y se ha quedado en un cierto punto, lo señala con el dedo. A ella cada palabra la lleva a otras mil. ¿Estará entonces pensando sobre lo que acaba de leer o se le ha ido el santo al cielo? Al fin y al cabo, ¿cuál es la relación de esta Papisa con lo que está escrito? Ella apenas se mueve, parece esperar algo o estar incubando algo. ¿Será otro libro, otra cadena de mil palabras mágicas? Mírala, su rango es superior y así lo demuestra su tiara. La Papisa custodia el origen y el fin pero no los controla. ¿Estará la respuesta en el libro o detrás de los velos y los cortinajes?


Continuará...

...el lunes 28 de noviembre.

Cada lunes, una nueva entrega :-)

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Ilustación: Carta 2, La Papisa, Tarot de los Bohemios de Papus, París, 1889