lunes, octubre 24, 2005

El Mago (octava parte)




La fuerza de un Mago.

Acompañé a James al aeropuerto como siempre. En las despedidas por pequeñas que sean nos volvemos novios adolescentes. En fin... no ahondaré en detalles porque ahora lo importante es Úrsula, ¿verdad? Pasé a recoger a Marla y nos vinimos a casa. Habíamos quedado con Úrsula por la tarde. Teníamos tiempo suficiente. Dadas las circunstancias consideramos oportuno consultar el libro familiar del Gran Mago. Se trata de un ejemplar muy apreciado en mi familia que data del siglo XIX y que es a su vez una copia de otro manuscrito del siglo XVI. En realidad lo que nos une a las tres, a Marla, Úrsula y a mí, además de dedicarnos al esoterismo es un lazo familiar remoto. Ahora sería largo de explicar y no viene al caso. Lo importante es Úrsula, insisto. ¡Resumiendo! Cada una de nosotras tiene uno de los tomos de la Gran Colección del Gran Mago. Úrsula, Marla y yo formamos una tríada.


Lo que necesitamos saber está en el tomo que yo poseo. Cuanto nos hace falta saber es cómo actuar como magos en nuestra vida más allá de la rueda kármica, más allá de nosotros mismos, más allá de nuestros criterios. En definitiva, cómo ser los magos de nuestra vida. Los grandes tratados mencionan el conocerse y la voluntad como factores desencadenantes. Sobre el primer punto ya hemos dado algunas pinceladas. En cuanto a la voluntad... es un tema más complejo si cabe porque no se trata de emperrarse en algo, sino de un poder mucho mayor y mucho más complejo porque se trata de un trabajo mental muy difícil de llevar a cabo, no apto para cualquiera. Quizás tú estés entre los elegidos o las elegidas...


Copio aquí entonces cuanto señala el Gran Mago Herulio a este respecto en el segundo volumen del Gran Tratado:

"Para cambiar el resultado de una adivinación el individuo debe salirse de los patrones inconscientes de donde se extrajeron los veredictos. Mientras persista en este círculo cerrado, no podrá alterar nunca su futuro porque representa parte de su causa y efecto. En términos orientales, es prisionero del Karma.

Solamente un acto de libre voluntad puede romper esta cadena de causas y efectos reveladas por las mancias. La libre voluntad es trascendente. Nace del No-revelado (la zona más incosnciente de nuestro inconsciente, algo que ya hemos mencionado en el capítulo sexto) y no es parte de la trama. Lo más indispensable para producir un acto de libre voluntad es darse cuenta de su ausencia en la vida cotidiana. La mayoría de la gente no tiene conciencia de su cautiverio. Son autómatas en el tira y afloja de las profundidades de una gran máquina; sonámbulos que bailan en lenta armonía al son de una música que conscientemente pueden oír.
No obstante, también suceden actos de libre voluntad en la vida cotidiana. Casi todo el mundo trasciende la cadena de causa y efecto al menos en algunas raras excepciones, generalmente en momentos de extremo estrés. Una decisión que es libre se puede reconocer por su sensación de inevitabilidad o por el poder que conlleva. Genera una calma, incluso un amor que son inconfundibles una vez que se han experimentado. En esos momentos en los que te sientas violento y colérico, actúa con amor. No dejes de respetar lo que sientes, pero hazlo con responsabilidad y no con ira, sino con amor, también amor por ti mismo. O en esos momentos en los que te veas oprimido por la inercia y la indiferencia, recógete en ti mismo; tal vez llegues a ser libre.

No es necesario preocuparse por los pasos necesarios a seguir. Imagina tu escenario, al que quieres llegar, concíbelo con claridad cristalina, realizado y existente. La Magia encuentra su propio curso, como el agua hacia el mar.
Debes estar preparado para seguir los pasos que la magia abre ante ti. Es vano intentar trazar un camino por delante del tiempo. En el mejor de los casos es un ejercicio intelectual; en el peor, una obstrucción.

Debes saber que el acto libre necesario para cambiar tu futuro sucede en uno de los nudos de la línea de tu vida, en un momento de decisión donde se bifurcan varias ramas. No es buena idea intentar crear un nudo; esto es, forzar una decisión. De nuevo, esto generará un deseo que es parte de las causas y de los efectos. Es mejor esperar alcanzar un nudo y entonces, cuando sientes qué es lo correcto, actuar de acuerdo con la intuición.

Existen dos tipos de reacciones ciegas contra las que uno debe prevenirse. La primera es pasiva. Si te dejas afectar por las influencias más que por lo que te diga el corazón, incluso por aquellas influencias que pueden parecer benignas o útiles, no eres más que una bola de billar zarandeada en la mesa por otras bolas iguales que tú. Tal aceptación pasiva existe por todas partes en la vida diaria. El instinto del rebaño, el ansia de curiosear, las modas, las novedades, las religiones, el patriotismo, la violencia de las masas y los prejuicios, hacer porque sí, porque los demás lo hacen, son todos ellos ejemplos de reacciones pasivas.

El segundo tipo de reacción es activo. Ejemplos de reacción activa serían el pagar la ira con ira, la violencia con violencia, el odio con odio, e incluso el amor con amor; a un nivel elemental. Por ejemplo, si un coche no te permite el paso y, en consecuencia, no se lo cedes a otro que intenta adelantarte, esto es claramente un tipo de reacción activa. Si te han golpeado, golpeas automáticamente, si no te han golpeado no golpeas, también automáticamente o por un principio muy básico, sin permitirte reconsiderar la situación, sin que la respuesta nazca desde muy dentro con claridad y convicción, o mejor cçdicho, con conciencia.

Reaccionar en contra de la intimidación no es imperiosamente un acto más libre que el permitirla. Ambas son reacciones animales cuando el impulso no se origina en la verdadera Voluntad, que es el agente del Yo Superior ( nuestro yo más allá del ego, nuestra parte que dirige todas nuestras acciones conscientes), el director de orquestra de todas nuestras partes (la débil, la fuerte, la infantil, la madura, la ansiosa, la tranquila, la inteligente y la tonta, etc, etc). Una de nuestras partes puede ser más manifiesta que otra, y aquí se encuentra exactamente el peligro, puesto que proporciona una explosión momentánea de satisfacción que es la responsable de que la malinterpretemos como algo de valor, que en realidad no posee. Toda reacción carece de valor para la evolución del alma. Y más para el punto que estamos tratando, ninguna reacción de este tipo cambiará nuestro camino. No es necesario comprometer nuestros sentimientos ni nuestros ideales sino sólo tratar aquellas reacciones involuntarias que interfieren con la felicidad. La persona que utiliza este tipo de transformación y la lleva a cabo en su evolución personal es un Mago."*

Leímos con total atención. Luego procedimos a la lectura del Tarot para Úrsula.

Continuará...
...el lunes 30 de octubre

Cada lunes una nueva entrega ;-)

. . . . . . .

* Fuente bibliográfica: Donald Tyson,Rune Magic, Llewellyn Publications, USA, 1985


Imagen: Carta 1, El Mago, Tarot de los Bohemios de Papus, París, Fracia, 1889