lunes, octubre 03, 2005

Continuamos con... El Mago (quinta parte)

¿Qué podía hacer Úrsula dadas las circunstancias?

Las circunstancias son, como señalara el filósofo Ortega y Gasset, todo cuanto rodea al yo. Es suya la frase: "yo soy yo y mis circunstancias". Pueden ser cosas que nos pasan, que imaginamos o que creemos. Todas condicionan nuestras respuesta. Son las circunstancias lo que nos separa o nos une en mayor o menor medida de los demás seres y de nosotros mismos. Ayuda, por supuesto, tener un yo maduro.
A la mayoría de la gente les cuesta mucho ponerse en el lugar de los demás y más aún cuando se trata de una circunstancia que no es normal. ¿Qué es normal para ti? ¿Puedes definirlo y dar ejemplos? ¿Y qué es no normal? ¿A cuántas personas no normales conoces? ¿Con cuántas de ellas te relacionas teniendo en cuenta su diferencia? Es más, ¿eres capaz de respetar tus propias diferencias?


Sara es una clienta de mi consulta que viene de vez en cuando a desahogarse. Antes era una persona normal, tenía un trabajo, salía con sus amigos. ¡Lo normal! Hasta que un día se puso enferma. No se trataba de una gripe ni nada por el estilo. Tiene una enfermedad crónica que no tiene cura. La vida de Sara ha cambiado completamente. Sueña con salir, con irse a bailar como antes toda la noche, con aguantar una jornada de trabajo. Ya no puede hacer ninguna de estas cosas. Me ha contado que muchas veces ha salido llorando del trabajo, de impotencia y de dolor, no psicológicos sino físicos. Sara lleva 2 años así, ha pasado por muchos especialistas, ha gastado dinero que no tenía para pagarse médicos privados. Me ha contado que una de las cosas más agotadoras es aguantar a la gente normal con sus "ten ánimos", "yo te veo bien", "prueba con otros médicos", "y cómo es que no hay ningún tratamiento", "¿estás pachuchilla?". Los normales no pueden aceptar la enfermedad, la diferencia.


Pedro es gay, vive en una gran ciudad. Es otro de mis clientes habituales. En ciertos círculos no tiene ningún problema para ser aceptado tal cual es. Pero no es así en todos, ni fue así siempre. Reconoce que la homosexualidad ha entrado dentro de una cierta normalidad como resultado de una lucha larga y tenaz por parte de este colectivo y por la misma fuerza que tienen determinadas minorías con poder adquisitivo. Si Pedro por la calle coge a su compañero de la mano o se dan un beso, nota las miradas e incluso oye los comentarios poco amables. Los "normales" no puede aceptar que dos personas que se aman o que se excitan mutuamente y que no sean de sexos diferentes hagan demostraciones públicas al respecto. Queda bien si se trata de alguien famoso, queda raro si es cualquiera por la calle.

Rita es negra como el azabache. Su familia es de origen camerunés. Habla cinco lenguas occidentales, ha estudiado dos carreras. Rita siempre ha estudiado con ahínco. Es consciente de que en muchas entrevistas de trabajo no tiene las mismas oportunidades que un blanco, por ejemplo. Sí, la suelen llamar con las mejores esperanzas y augurios, pero cuando la ven siempre está la misma mirada de arriba abajo, la misma cara de sorpresa y la misma pregunta: "¡Ah! ¿pero tú eres Rita G. M?" Lo mismo le ha pasado cuando buscaba piso. Increíble pero cierto y esto pasa en una gran ciudad supuestamente cosmopolita. Rita está cansada de oír cosas como: "¿Y cómo es que siendo negra eres tan seria?", "¿Y cómo es que siendo negra no te gusta bailar?"; "¿Y cómo es que hablas tan bien el español?" Rita tampoco es normal, tiene una piel oscura en un mundo de blancos normales.

Úrsula, Marla y yo somos brujas. Hemos aprendido a callarlo porque si bien no nos queman ya en hogueras, hay miradas de fuego que abrasan. Se supone que somos raras. Y que nosotras tampoco somos normales. Pero estamos acostumbradas a que los normales duden y vengan a nuestras consultas cuando creen que no pueden cumplir con lo que se espera de ellos, cuando la normalidad no los acepta, cuando no encuentran el amor a la edad estipulada por la normalidad, cuando no pueden cumplir con lo que su familia esperaba de ellos, cuando por lo que sea no entran en la normalidad de lo que debiera ser y no es. Nosotras entonces les enseñamos sus circunstancias y su yo junto a los pasos que están dando para elegir su camino o la normalidad.

Fíjate durante estos días cómo convives con la normalidad, la no normalidad y tus circunstancias. Es una manera de buscar tu camino que en definitiva es tu destino. Puede ser un ejercicio interesante. ¿Cuántas veces nos pedimos y les pides a otros que no sean diferentes? ¿Cuántas veces usamos la palabra normal? ¿Cuántas veces creemos que algo que sucede no puede ser, no puede estar sucediendo? ¿Cuántas veces nos ponemos en el lugar de otra persona y respetamos con cariño sus diferencias? ¿Cuántas veces nos decimos que algo es "demasiado..." porque no se ajusta a determinadas medidas que se suponen que han de ser las normales? Quizás si miramos a nuestro alrededor veremos que lo normal sólo está en los programas de más éxito de la tele y no en la realidad que te rodea. Si así no fuera el esoterismo no estaría dando respuestas desde hace siglos a todas esas generaciones de personas que de vez en cuando no encuentran su sitio en la normalidad. Muchos creen que con predecir lo que sucederá la normalidad estará garantizada, algunos saltan la frontera de sus circunstancias. Más allá está el destino, el tema de la próxima entrega.


Los casos ejemplificados son reales, los nombres son falsos.

Continuará el próximo lunes 10 de octubre
Cada lunes una nueva entrega ;-)
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Imagen: Carta 1, El Mago, Tarot Purro, 1994, Fribourg