martes, diciembre 19, 2006

El Emperador II


Úrsula

Siempre se quedaba dormida en los aviones. Cuando se preparaban para despegar a ella ya se le abría la boca con grandes bostezos y al empezar a volar ya se le habían cerrado los ojos. Se despertaba mientras aterrizaban justo antes de que la señorita azafata de turno se aprestara a llamarla. No fallaba. La azafata alzaba su dedo índice para despertarla y ella abría un ojo y se desperezaba. Eran dos movimientos sincrónicos de una danza aeronáutica. Luego se producía el aterrizaje y Úrsula esperaba para poder ser la última en desembarcar tranquilamente y saludaba airosa a la señorita azafata que una vez más estaba a punto de llamarle la atención de manera, eso sí, siempre airosamente educada.


Era muy temprano. Las siete en punto de un domingo radiante. Úrsula no se había atrevido a decirle a Pili que la viniera a recoger tan pronto, le había dicho que llegaba a las 09:30, una hora que aún era temprana para un domingo pero un poco menos abrupta. El aeropuerto, como casi todos, era un lugar de paso y aburrido. A Úrsula no le gustaban y menos aún los de ciudades más pequeñas. Al menos había un bar. Lo malo es que era self service. En este tipo de bares hasta el café con leche está más frío. Tenía un par de horas por delante. Lo primero era comprar un periódico, o mejor un par para pasar el rato. A continuación hizo la cola y pidió todo lo que se le ocurrió: zumo de naranja, un par de botellines de agua, unas tostadas, un café con leche y una chocolatina. Por supuesto resultó ser carísimo. En los aeropuertos tienen esas manías como si cada ingrediente fuera traído en jet privado, las naranjas de Valencia, el café, de Colombia grano a grano; la leche, de algún recóndito y maravilloso valle asturiano; el chocolate de Brasil y el agua de las cataratas del Iguazú, un botellín y del Niágara, el otro. Todo fresco y con azafata incluida al precio de dieciocho euros. Ole.


No tenía ganas de ponerse a leer los periódicos. Era mejor observar a la gente. Se distinguía claramente a los turistas blancos y paliduchos, frente a los lugareños de piel más brillante y ropas más ligeras. Era diciembre y hacían unos veinte grados, bastantes como para darse paseos por la playa acostumbrada a los cuarenta y tantos grados de verano. En Málaga aquella temperatura significaba invierno, el mismo que acababa de abandonar enredado de bufandas y abrigos. Úrsula alcanzaba a ver la puerta que daba salida al exterior, el aeropuerto era realmente pequeño, y allí fuera resplandecía el sol.

A Úrsula no le gustaba esperar y menos en un bar. Lo único que quería era llegar a casa de su amiga Pili y darse una ducha para despertarse de una vez por todas. Pero quedaban dos horas aún. Mejor armarse de paciencia. Ya se había acabado el desayuno. Quedaban las aguas y la chocolatina. Pero no quería beber mucho porque eso de ir al baño con la maleta y los paquetes era un poco perverso para un domingo por la mañana. Se había levantado a las cinco de la mañana y no tenía ganas de dar vueltas por el aeropuerto. Además el bar se estaba llenando y perdería su sitio. Le hubiera gustado no tener que esperar. ¿Por qué no le habría dicho a Pili que llegaba antes? No, eso no se le hace a nadie en un domingo por la mañana, ya se sabe. Era un pacto secreto de orden social que los domingos nadie se llamaba por teléfono como mínimo hasta las doce del mediodía, antes podría ser considerado una urgencia. Con ese mismo baremo, no se le pedía a una amiga que te viniera a recoger a las siete de la mañana. Seguramente tirarse las cartas la habría calmado. Recordó El Emperador, la carta que había sacado justo antes de embarcarse. Úrsula miraba a lo lejos mientras mantenía un diálogo silencioso consigo misma. ¿Qué podría significar? Lo que quería decir con respecto a ella misma, ya lo sabía. ¿Pero y si señalaba a alguien más?

El Emperador identifica un tipo de persona que ordena el caos de los demás y disfruta con ello. Bueno, eso es propio de un maestro. Si no había cambiado mucho, seguiría siendo así. Pero habían pasado más de veinte años. ¿Qué sería de aquel hombre? Lo recordaba, era realmente un Emperador. Hay personas que se parece más a las plantas que nacen y se desarrollan según su propio impulso; y luego está este tipo de persona que hace que las cosas cobren más sentido como un jardinero que poda las plantas para que crezcan más fuertes. No se trata de imponer, para nada. Es algo absolutamente natural que se lleva a cabo con la más absoluta normalidad. Hay gente que es buena generando ideas y hay gente que es buena gestionando. El Emperador gestiona de manera que cada uno de nosotros pueda dar lo mejor de sí. Tal y como el Maestro había hecho con ellas. En realidad es el ideal de jefe con el que muchos soñamos. La idea no es absurda, nace de este arquetipo. El arquetipo de El Emperador se encuentra en dioses como Zeus y Júpiter y en tantas otras figuras paternales. Así que además de la figura que proporciona orden externo (uno de sus aspectos) también se refiere a la capacidad de cada uno de dirigir su propio destino, de gobernar su propio reino. Y así había sido porque cuando acabó el primer periodo de aprendizaje aquel maestro nos despidió aconsejándonos que buscáramos nuestra vocación y que anduviéramos por nuestra ruta hasta descubrir nuestro objetivo. Teníamos que encontrar nuestro rumbo, andarlo y llegar a nuestro reino. Lástima que no adivinó que Janira se pasaría a la magia oscura. ¿O lo adivinó? Quizás ahora sería un buen momento para averiguarlo.

A lo mejor se trataba de que encontraría al Primer Maestro y que él mismo la ayudaría a que Julia entrara en razones. Sería fácil. Ojalá fuera cierto. Pero lo importante de una carta es que marca una tendencia. Y cuando ella sacó las cartas en el aeropuerto de Barcelona justo antes de embarcar su pregunta iba dirigida a ella misma. Por lo tanto no podía tratarse de alguien externo. Las cartas responden a una pregunta, no a todas las que se nos ocurren después.


Continuará...
. . . . . . .
Ilustración: carta IV, El Emperador, Tarot Dalí.

5 nos cuenta...

Blogger pilar nos cuenta que ...

Qué familiar me resulta todo...;)
Besos

7:17 p. m.  
Blogger Jimena nos cuenta que ...

jajajaja! Lo ves?

Bsosssssssssss

12:17 p. m.  
Blogger Ximena nos cuenta que ...

Jime... nuevas casualidades fruto del caos (aunque al Emperador probablemente no le gustaria esta explicación, ja, ja): El Emperador no solo está rondando a Ursula, sino que últimamente también ronda por las tierras de la inutilidad... Hace unas semanas soñé que tenía en mis manos una carta equivalente a La Sacerdotisa (aunque era algo más, y no exactamente ese arcano, onirias al fin y al cabo...) y luego un viento dejaba a mis pies la carta de El Emperador... Hoy una amiga me comentó que en su tirada le salió tambien esta carta... Como que está rondando el caballero, no? Asi que, comprenderás que estoy siguiendo tus "Lecturas...Lecturas" con mucha expectación...

cariños y saludos tocaya

2:15 a. m.  
Blogger Jimena nos cuenta que ...

Hola, Xi!

No es la primera vez que me comentan algo similar... a mí también me resulta sorprendente y mágico, claro. Le suele pasar a más de una persona que al leer el arcano de lecturas sueña con él. A veces creo que lecturas permite que todos abramos la puerta de la magia.
Si estás en fase Emperador, lo mejor es que hagas orden en tus cosas, tu pensamiento y tus deseos para poder recolectar más adelante ;-)

Muchos besos cálidos

Jiji :-)

2:04 p. m.  
Blogger Ximena nos cuenta que ...

Lo más interesante es que el sueño lo tuve un par de semanas antes de leer sobre el arcano (cuando aun Ursula estaba en confisiones...) en fin, no me importa explicarmelo, solo disfruto la magia!!

Y no está de más que el Emperador nos visite finalizando el año, para cerrar los ciclos mas ordenada y livianamente.

cariños,

Xi

4:07 a. m.  

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