jueves, diciembre 28, 2006

El Emperador III



Úrsula

Las horas en un bar pueden pasar muy despacio, pero Úrsula estaba abstraída en sus propios pensamientos intentando sacar conclusiones de aquella carta que la tenía intrigada. No miró el reloj pero aún le quedaba una hora y media de espera. Tenía que ir al lavabo. Vaya. Levántate, recoge todas tus cosas y busca los aseos. Y seguramente habrá cola, en los de señora siempre hay cola. ¿Será que los hombres van menos al lavabo o porque hay más mujeres en el mundo? Si somos siete por cada hombre, eso dicen, entonces es que somos más y por eso nos toca hacer cola en los baños de todo el mundo. En este mismo momento cientos de mujeres pueden estar haciendo cola porque a nadie se le ha ocurrido pensar en hacer más lavabos para mujeres visto que somos siete por cada hombre. Eso. Deberíamos tener al menos siete váteres (inodoros) más por cada varón. Al fondo a la derecha, le dijeron. Claro, al fondo a la derecha. Había una cola de siete mujeres. Lo sabía, se dijo Úrsula suspirando.


En este aeropuerto, como en tantos, no había asientos para esperar cuando te vienen a buscar. Los arquitectos deben pensar que nadie espera y que la población mundial está dividida entre hombres y mujeres al cincuenta por ciento. Ya me dirás... Volvió al bar. Tenía que consumir algo para sentarse, así que esta vez se pidió una coca cola fresca y con mucho hielo. Se sentó y al cabo de un rato estaba pensando una vez más en El Emperador y hablando consigo misma.

El Emperador nos conduce a que analicemos nuestros objetivos y a que luchemos por ellos. No nos garantiza que las cosas serán fáciles. Puede, entonces que las cosas no sean fáciles. Puede que no encuentre al primer maestro, puede que esté muerto. El Emperador está unido al número cuatro que señala lucha. Lo que este arquetipo propone es que luchemos por nuestros objetivos para alcanzarlos y no de ninguna otra manera. No será fácil entonces. Seguía teniendo algo en común con la tirada del bar que comenzaba con el As de Espadas, algo había aunque las diferencias eran enormes. Este arcano nos empuja a aprender de la experiencia para sacar de ella todo nuestro poder y eso tiene mucho de Espada, al menos como actitud. Aunque El Emperador es siempre menos doloroso. Es el máximo exponente de que se aprende a base de los errores. En efecto, El Emperador no se retira cuando se equivoca ni se culpa, simplemente asume su parte de responsabilidad, se pregunta en qué medida podía haber hecho las cosas mejor, en qué medida no ha sido así y acepta, pero ya no como La Papisa para guardar todo eso en su interior sino para prever cómo la próxima vez lo hará mejor pues ya ha aprendido la lección. Las espadas son más impulsivas: o avanzas o te detienes por completo. Había algo en común, pero en lo que se refería a la voluntad. Sí, le haría falta mucha voluntad. Úrsula, no te desanimes, no te desanimes, no te desanimes. Éste y no otro ha de ser mi próximo mantra.

Seguramente era eso lo que quería decir: aprender sobre el camino, marchando como un Emperador que no se tira hacia atrás, que avanza, analiza y avanza aprendiendo de su propia experiencia. Sí. Úrsula se dijo a sí misma que estaba en el camino acertado porque era así como se sentía, con ganas de avanzar y aprender. Además se lo había dicho su amiga J. al tirarle las cartas, cuando había pedido un consejo y le había salido el As de Espadas. Todo coincidía. El As de Espadas no estaba tan lejos del Emperador, al menos contaba con la voluntad, ¿no? Aunque El Emperador no llevara espada y sí un cetro. Pero Úrsula, ¿qué estás diciendo? Bueno, los dos impulsan a la acción, ¿no? Ambas cartas mantienen una actitud firme y clara. Sólo que El Emperador representa una fase superior al As de Espadas. Úrsula, estás mezclando las cosas. Sí, la verdad que me estoy haciendo un lío.

El Emperador es realista, tiene los pies en la tierra, no lucha contra utopías sino que lucha consigo mismo codo con codo, sabe que es su mejor compañero para la batalla y se perfecciona para hacerlo cada vez mejor porque sabe, está seguro de que la experiencia cuanto más rica y diversa sea más le aportará. O sea, Úrsula, que tendrás que experimentarlo por ti misma y no hay nada seguro. Puede que encuentres al maestro y puede que no. Es la única manera de obtener un saber pragmático casi irrefutable y eso es lo que te está diciendo El Emperador. También sabe que no todo depende de nosotros mismos, sino también de la fe que pongamos en cada no de nuestros actos y sabe dar las gracias a Dios o al Universo o a la vida por las oportunidades que tiene. Úrsula no te desanimes, no te desanimes, no te desanimes. Ten fe, ten fe. Fe. Voy a necesitar toda la suerte de mi lado y que los dioses se apiaden de mí. No me extraña que El Emperador necesite valorar las situaciones antes de actuar.

Al mundo de la experiencia directa y natural de La Emperatriz le sucede la abstracción de la civilización de El Emperador. En el tarot estos mundos colaboran y trabajan juntos, la Emperatriz tiene ideas geniales y El Emperador conoce la manera de materializarlas. La idea de embarcarse en esta aventura había sido genial, sin lugar a dudas. Puede que incluso un poco ciega; inconsciente, tal vez. Hacía falta la determinación de El Emperador para seguir adelante, paso a paso. A veces puede que discutan mucho, pues no todas las ideas pueden llegar a materializarse. Puede que todo sea una locura. ¿Qué tiene todo esto de práctico? Uys, ¿mi Emperador se está desanimando? No, adelante, no te desanimes, ten fe. Ése es el diálogo que se establece entre los arcanos III y IIII. Lo mejor es siempre que actúe uno y luego el otro, nunca simultáneamente puesto que cada uno de ellos ha de ocupar el espacio y el tiempo que les corresponde. Eso, la idea ya la he tenido, ya está. Ahora queda el camino.

Con El Emperador llega entonces todo lo racional, lo analizable. Es un guía que nos enseña a ser prácticos pero no a cualquier precio. Úrsula, recuerda que no a cualquier precio de acuerdo, a ver si se te mete esto en la cabeza. No te desanimes y ten fe pero no a cualquier precio. Si no puede ser, no puede ser, ¿eh? Es que a veces soy de lo más cabezota. Pero estoy segura de haber logrado cosas importantes en mi vida gracias a mi tozudez. El Emperador está bien conectado con lo humano y con lo frágil (sino no estaría mirando a los ojos de La Emperatriz). Éste es un hombre que apuesta por la conciencia y por la cultura. Con él ha llegado la palabra, que es la manera mediante la cual los humanos podemos abstraer y tomar conciencia de nuestra experiencia y de nosotros mismos. Tendré que hablarme mucho. Lo mejor será que lleve un diario para irme dando cuenta de las cosas, sí, ésta es una muy buena idea.

- ¡Ursuuuuuuuuuuuuu! ¡Ursuuuuuuu! ¡Un beso chiquiya!

Era Pili.


Continuará...

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Imagen: Arcano IV, El Emperador, Tarot Papus, Paris, Siglo XIX

miércoles, diciembre 20, 2006

Gracias por el 2006


En mi mesa de Navidad de Lecturas hay un sitio reservado para cada uno de los que entráis a leer nuestras historias. Lamentablemente no conozco a todos y sólo puedo nombrar a aquellos que a lo largo del 2006 se han dejado ver. Pero insisto que para todos hay un sitio, una sonrisa y una estrella en el cielo. Mírala en una de estas noches y comprobarás que desde allí te estoy saludando para desearte que lo hermoso te abrace en todos los momentos.

¡Feliz Navidad a todos y a los amigos que me acompañáis con vuestros comentarios!


Pili http://comounaola.blogspot.com/

Carolina http://elblogdelosblogs.blogspot.com/


Michelle http://michellegamzuletova.blogspot.com/

http://testigosilencioso.blogspot.com/


La rateta http://laratetaqueescombrava.blogspot.com/


Flavio http://intuitivo.blogspot.com/


Cu de Cobre http://decobreyotrosmetales.blogspot.com/


Jorge Harmodio http://www.malversando.com/


Guido http://mundistarot.blogspot.com/


La petita bruixa http://petitabruixa.blogspot.com/


Pinkerton http://elorbecontinuaalli.blogspot.com/


Ximena http://elartedeloinutil.blogspot.com/


Tara http://cincoelementos.wordpress.com/


Lolita Lop http://elaticodelo.blogspot.com/


Gedeón http://tarotesoterico.blogspot.com/


Cavoletto http://www.cavolettodibruxelles.it/

Y a tod@s los demás!!!!!!

martes, diciembre 19, 2006

El Emperador II


Úrsula

Siempre se quedaba dormida en los aviones. Cuando se preparaban para despegar a ella ya se le abría la boca con grandes bostezos y al empezar a volar ya se le habían cerrado los ojos. Se despertaba mientras aterrizaban justo antes de que la señorita azafata de turno se aprestara a llamarla. No fallaba. La azafata alzaba su dedo índice para despertarla y ella abría un ojo y se desperezaba. Eran dos movimientos sincrónicos de una danza aeronáutica. Luego se producía el aterrizaje y Úrsula esperaba para poder ser la última en desembarcar tranquilamente y saludaba airosa a la señorita azafata que una vez más estaba a punto de llamarle la atención de manera, eso sí, siempre airosamente educada.


Era muy temprano. Las siete en punto de un domingo radiante. Úrsula no se había atrevido a decirle a Pili que la viniera a recoger tan pronto, le había dicho que llegaba a las 09:30, una hora que aún era temprana para un domingo pero un poco menos abrupta. El aeropuerto, como casi todos, era un lugar de paso y aburrido. A Úrsula no le gustaban y menos aún los de ciudades más pequeñas. Al menos había un bar. Lo malo es que era self service. En este tipo de bares hasta el café con leche está más frío. Tenía un par de horas por delante. Lo primero era comprar un periódico, o mejor un par para pasar el rato. A continuación hizo la cola y pidió todo lo que se le ocurrió: zumo de naranja, un par de botellines de agua, unas tostadas, un café con leche y una chocolatina. Por supuesto resultó ser carísimo. En los aeropuertos tienen esas manías como si cada ingrediente fuera traído en jet privado, las naranjas de Valencia, el café, de Colombia grano a grano; la leche, de algún recóndito y maravilloso valle asturiano; el chocolate de Brasil y el agua de las cataratas del Iguazú, un botellín y del Niágara, el otro. Todo fresco y con azafata incluida al precio de dieciocho euros. Ole.


No tenía ganas de ponerse a leer los periódicos. Era mejor observar a la gente. Se distinguía claramente a los turistas blancos y paliduchos, frente a los lugareños de piel más brillante y ropas más ligeras. Era diciembre y hacían unos veinte grados, bastantes como para darse paseos por la playa acostumbrada a los cuarenta y tantos grados de verano. En Málaga aquella temperatura significaba invierno, el mismo que acababa de abandonar enredado de bufandas y abrigos. Úrsula alcanzaba a ver la puerta que daba salida al exterior, el aeropuerto era realmente pequeño, y allí fuera resplandecía el sol.

A Úrsula no le gustaba esperar y menos en un bar. Lo único que quería era llegar a casa de su amiga Pili y darse una ducha para despertarse de una vez por todas. Pero quedaban dos horas aún. Mejor armarse de paciencia. Ya se había acabado el desayuno. Quedaban las aguas y la chocolatina. Pero no quería beber mucho porque eso de ir al baño con la maleta y los paquetes era un poco perverso para un domingo por la mañana. Se había levantado a las cinco de la mañana y no tenía ganas de dar vueltas por el aeropuerto. Además el bar se estaba llenando y perdería su sitio. Le hubiera gustado no tener que esperar. ¿Por qué no le habría dicho a Pili que llegaba antes? No, eso no se le hace a nadie en un domingo por la mañana, ya se sabe. Era un pacto secreto de orden social que los domingos nadie se llamaba por teléfono como mínimo hasta las doce del mediodía, antes podría ser considerado una urgencia. Con ese mismo baremo, no se le pedía a una amiga que te viniera a recoger a las siete de la mañana. Seguramente tirarse las cartas la habría calmado. Recordó El Emperador, la carta que había sacado justo antes de embarcarse. Úrsula miraba a lo lejos mientras mantenía un diálogo silencioso consigo misma. ¿Qué podría significar? Lo que quería decir con respecto a ella misma, ya lo sabía. ¿Pero y si señalaba a alguien más?

El Emperador identifica un tipo de persona que ordena el caos de los demás y disfruta con ello. Bueno, eso es propio de un maestro. Si no había cambiado mucho, seguiría siendo así. Pero habían pasado más de veinte años. ¿Qué sería de aquel hombre? Lo recordaba, era realmente un Emperador. Hay personas que se parece más a las plantas que nacen y se desarrollan según su propio impulso; y luego está este tipo de persona que hace que las cosas cobren más sentido como un jardinero que poda las plantas para que crezcan más fuertes. No se trata de imponer, para nada. Es algo absolutamente natural que se lleva a cabo con la más absoluta normalidad. Hay gente que es buena generando ideas y hay gente que es buena gestionando. El Emperador gestiona de manera que cada uno de nosotros pueda dar lo mejor de sí. Tal y como el Maestro había hecho con ellas. En realidad es el ideal de jefe con el que muchos soñamos. La idea no es absurda, nace de este arquetipo. El arquetipo de El Emperador se encuentra en dioses como Zeus y Júpiter y en tantas otras figuras paternales. Así que además de la figura que proporciona orden externo (uno de sus aspectos) también se refiere a la capacidad de cada uno de dirigir su propio destino, de gobernar su propio reino. Y así había sido porque cuando acabó el primer periodo de aprendizaje aquel maestro nos despidió aconsejándonos que buscáramos nuestra vocación y que anduviéramos por nuestra ruta hasta descubrir nuestro objetivo. Teníamos que encontrar nuestro rumbo, andarlo y llegar a nuestro reino. Lástima que no adivinó que Janira se pasaría a la magia oscura. ¿O lo adivinó? Quizás ahora sería un buen momento para averiguarlo.

A lo mejor se trataba de que encontraría al Primer Maestro y que él mismo la ayudaría a que Julia entrara en razones. Sería fácil. Ojalá fuera cierto. Pero lo importante de una carta es que marca una tendencia. Y cuando ella sacó las cartas en el aeropuerto de Barcelona justo antes de embarcar su pregunta iba dirigida a ella misma. Por lo tanto no podía tratarse de alguien externo. Las cartas responden a una pregunta, no a todas las que se nos ocurren después.


Continuará...
. . . . . . .
Ilustración: carta IV, El Emperador, Tarot Dalí.

jueves, diciembre 14, 2006

Y... llegó el Emperador


Algunas personas son naturalmente ordenadas y otras, caóticas. Quien más quien menos tiene una tendencia más marcada hacia uno u otro polo. Estas diferencias son universales y producen un sin fin de experiencias cuando unos y otros nos encontramos. Más allá de todas estas vicisitudes todos experimentamos momentos de necesidad de orden. Seamos como seamos, a veces sentimos que nos vendría mejor ordenar nuestros pensamientos, por ejemplo. Y para alegría de algunas madres, cónyuges y compañeros hasta el más caótico ha ideado un orden nuevo para su espacio vital en un momento dado. Hay personas que cuando están nerviosas y sienten un cierto caos interior necesitan caminar para hilvanar una concatenación lógica y ordenada. Otros dibujan cuadrados, algunos hacen listas, limpieza general o llenan agendas con diferentes letras y colores. Los ejemplos son múltiples.

Esta necesidad de orden se manifiesta también de diferente manera en el globo terráqueo. Hay pueblos que establecen más reglas y otros que aprenden a estar atentos a los vaivenes del tiempo, ambas son maneras de ordenar la realidad. Estamos acostumbrados a ver el mapa del mundo en colores (lo cual ya implica una cierta noción de orden). ¿Qué color tendría el orden? ¿Te imaginas las diferentes regiones de tu país obedeciendo a dicha gradación? Empezaríamos con el color más fuerte y lo rebajaríamos así como se degradaría el orden. A algunos el orden les empuja a lo gris, mientras que otros lo ven más luminoso, amarillo.

La mayoría establecería al orden lo más rígido, lo más impecable, las costumbres menos insospechadas sin pensar que entre el blanco y el negro hay una infinitud de posibilidades y todas responden al mismo orden que al fin y al cabo como palabra proviene del latín “ordo, ordinis” que a su vez nació del vocablo griego “orthós” haciendo hincapié en su significado de recto. Así pues, lo que está ordenado está recto. Y lo recto es la distancia más corta entre dos puntos o lo que no se aparta de la rectitud, término muy manipulado según las fases históricas pues lo que goza de tal característica era una gran perdición no hace tanto. También varía de persona a persona. Más allá de dichas consideraciones todos tenemos una idea de orden ligada a la sistematización, la organización, el cuidado, el detalle, el esmero, la prolijidad, la simetría, la armonía, el rango e incluso la paz o la conformidad.

El primer acto de orden humano ocurrió con el lenguaje: nombrar es ordenar el caos. Tanto como el lenguaje, el orden puede tomar forma de menú o acta judicial, poema o resumen, narración o biografía, una simple nota o una palabra de amor. ¿Cómo sería el mundo cuando al mirar el cielo nocturno con la vaga esperanza de un mañana mejor una estrella brillara para nosotros y no pudiéramos contarlo a nadie? Este tipo de vivencia ya ha quedado atrás representado por El Loco, El Mago, La Papisa y La Emperatriz. Ahora es tiempo de El Emperador.

Acabamos de dejar el mundo de la sensación y de la intuición para abordar el espacio del pensamiento y el sentimiento, funciones mediante las cuales ordenamos y evaluamos nuestra experiencia. Hemos dejado atrás el mundo de la imagen, del símbolo, de la danza y de la música para entrar de la mano de El Emperador al mundo de la palabra, el orden, el Logos (a través del cual expresamos nuestro mundo interior). Llega un orden para nuestros pensamientos y energías conectándolos con la realidad de manera práctica. El Emperador llega para nombrar lo que nos rodea y permitirnos que nos relacionemos de manera consciente y creativa, algo que es intrínsecamente humano.

Cuando Úrsula estaba por subir al avión que la llevaría a Málaga tomó su mazo de cartas y sacó una carta con los ojos cerrados. Era El Emperador. En realidad ya lo sabía sin necesidad de consultar las cartas. Iba a Málaga para empezar a poner un poco de orden en la trinidad que ella misma Marla y Julia formaban. Allí se había retirado el primer maestro que habían tenido y que les había conferido a cada una sus poderes. Si podía averiguar cuál era el de Julia, podría luchar para que su amiga devolviera a los muertos lo que les pertenecía y volviera a la vida plena. Quizás entonces sabría algo de Marla que había desaparecido por completo, no contestaba al correo electrónico ni a las llamadas. Úrsula tenía la determinación de poner un poco de orden a todo cuanto estaba sucediendo. Tal como le habían aconsejado las cartas era el momento de ponerse en marcha y hallar la verdad que liberara a Julia de su prisión y a Marla de su exilio.

Lo había decidido todo esa misma mañana después de recibir la llamada de su Maestra. No tenía muchas ganas de hablar con ella después de todo lo ocurrido y de la visita sorpresa que le brindara junto al Maestro Mayor de la Orden. Aquella visita había sido una pequeña llamada de atención que a la larga, y tenía que reconocerlo, había surtido su efecto. ¿Si no hubiese ocurrido acaso ella estaría ahora mismo tomando un avión para irse a otra ciudad en busca de alguien que no sabía si vivía? Seguramente no. No fue por lo que el Maestro Mayor le dijera entonces. No la amonestó, sus palabras habían sido suaves como su insistencia. A veces basta poco para provocar grandes movimientos. Sin lugar a dudas habían venido para comprobar si ella estaba metida en asuntos turbios, como Julia. No, ella era solamente una amiga fiel que no había hecho nada para impedir que Julia se equivocara en algo tan crucial. En cierta manera la entendía y no podía evitar quererla como era, incluso en sus momentos más oscuros. Al fin y al cabo Julia no le hacía daño a nadie más que a ella misma. Y sí... quizás a la trinidad, pero tal vez ni eso era tan importante. La llamada de esa mañana de la Maestra tenía otro tono. Su voz denotaba que algún peligro amenazaba, de eso estaba segura.

- Ursula ya es hora de que hagas algo. Tienes que tomar una determinación.
- Ya lo sé. ¿Y si no quiero?
- No es cuestión de querer o no querer.
- Entonces, ¿de qué es?
- De vida o muerte. Janira irá a buscar a Julia.
- ¡¿Cómo lo sabes?!
- Lo sé y eso es suficiente. Un gran peligro nos amenaza. Si Janira convence a Julia para que se unan, el Orden Negro habrá ganado y su alma se perderá por toda la eternidad.
- Julia no se dejará convencer, no tiene un pelo de tonta.
- ¿Acaso habrías dicho que en otras circunstancias Julia habría hecho lo que ha hecho?
- Quizás no... no, seguramente no.
- Julia no es ella misma ahora y no le importa perderse con tal de estar con James, vivos o muertos y al precio que sea. Y el precio, cuando es de esta forma, siempre es demasiado alto.
- No puedes culparla. Ninguna de nosotras ha pasado por lo que ella ha tenido que soportar.
- No la culpo, no la culpo. Cualquiera de nosotros es lo suficientemente mortal y humano como para acometer ciertos grandes errores. No la culpo, te lo aseguro. Si soy un poco brusca, y perdóname, es porque estoy realmente preocupada. Ojalá pudiera hacer algo más, pero me temo que no puedo.
- O has elegido no poder.
- Piensa lo que quieras.

Y colgó.


Continuará. . .
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Ilustración: Carta IV, El Emperador, Tarot de Marsella, Siglo XVII

miércoles, diciembre 13, 2006

Hemos recibido un premio



Ayer con alegría recibí junto a este logo el siguiente comentario:

"... maravillosa tu aproximación a las cartas del Tarot, es algo totalmente distinto a todo lo acostumbrado en otras páginas relacionadas con el tema de la cartomancia, es muy original a la par que interesante. .."

Nos lo han dado desde http://www.textosmagicos.com/

¡Bueno! ¿Qué decir! Yo estoy muy contenta. Además si no fuera por los que leen estos contenidos, no habría nada. El premio es para tod@s nosotr@s.

Bsosssssssssssssssssssss

martes, diciembre 05, 2006

Una lectura para Úrsula

Úrsula y yo nos encontramos finalmente. Ella tenía solamente unos pocos minutos. Todo fue muy deprisa. Me lo explicaría más adelante.

- Ahora no puedo...
- No te preocupes. ¿Puedo hacer algo?
- Pues, sí: una lectura, una lectura rápida. Necesito un consejo.
- ¿Aquí en el bar?
- Podemos ponernos allí en aquel rincón, nadie nos molestará. Me imagino que llevas las cartas encima, ¿verdad?
- ¡Claro! ¡Cómo no voy a llevarlas!





(Si no lo puedes ver bien, también aquí:
http://www.youtube.com/watch?v=CCWQo1wM7b4 )


Continuará...